El hecho levantó controversia, ya que los animales,
propiedad de Randolph Hearst, no representan un peligro y quien les disparó
decidió hacer una alfombra con la piel de las cebras.
Tres cebras que habitaban en lo que algún día fue el
zoológico privado más grande del mundo, propiedad del magnate William Randolph
Hearst, escaparon el cinco de enero y vagaron hasta parar en el rancho ganadero
de David Fiscalini. Al avistarlas, el hombre y un vecino decidieron
dispararles. El incidente causó controversia ya que Fiscalini declaró al San
Luis Obispo Tribune que las cebras que habían irrumpido en su propiedad
espantaron a sus caballos.
De inmediato hubo quienes protestaron por estas
declaraciones argumentando que no tenían derecho a matar a animales
inofensivos. La controversia creció cuando se supo que Fiscalini había llamado
a un taxidermista para que hiciera dos alfombras de la piel de las cebras, una
para él y una para su vecino.
Cada año, más de un millón de personas visitan la antigua
propiedad del imperio Hearst, que ha sido mantenida como patrimonio histórico
desde que la familia lo donó al estado hace ya varios años después de la muerte
de Randolph Hearst en 1951.
El rancho que rodea el Castillo Hearst, alguna vez albergó a
más de 300 animales, pero la mayoría de ellos fueron vendidos en los años 30,
asegura el nieto de William R. Hearst, Stephen Hearst.
Sin embargo, sigue siendo hogar de algunas ovejas, ciervos y
65 cebras, asegura. También afirmó que aunque las cebras se llegan a escapar,
los vecinos suelen llamar para avisar y entonces son regresadas al Rancho. Stephen
manifestó su sorpresa ante la forma de actuar de Fiscalini, quien en vez de
llamar o avisar decidió matar a los animales.